28 febrero 2012

HA MUERTO UN MAESTRO DE LA PINTURA JIENNENSE. JOSÉ CORTÉS BAILÉN



             Tus manos se nos han ido y tu brillante mirada se ha apagado, dejando a tu mujer -compañera incansable en tu vida-  a tus hijos huérfanos, a tus amigos desolados y vacíos y a Jaén huérfano de tu Arte. Aun así, estaremos siempre juntos, en cada gesto, pensamiento y actos diarios, siempre habrá un espacio para tú recuerdo.
             
            Tus manos que pintaron original y diferente el color de los paisajes que rodean el Jaén de la Sierra Sur, sus pequeños rincones de olivos  y almendros y el paisaje urbano deteriorado por el desordenado crecimiento urbanístico de nuestra capital. Su paisaje urbano es memoria viva del trascurrir del tiempo desde los años cincuenta hasta nuestros días, de la Catedral, el Castillo y sus aledaños y las hermosas vistas desde la Senda de los Huertos o la Alcantarilla –su último refugio- y un poco más allá en la periferia el Portón de los Leones (ahora sin los leones), y sus diversas miradas hacía la Catedral.
           
            Eras un Pintor, sobre todo pintor y maestro que sus pinceles llevaron a sus bodegones los cacharros, frutas y objetos humildes y cotidianos que él encontraba, dignificando su esencia y elevando la sencillez al interés del Arte. Sus figuras no son menos importantes, aunque si es cierto que son menos numerosas, muchas están ocupando espacio en sus paisajes como pequeños elementos circundantes, colores saturados dispersos que se integran en el paisaje. Otros son protagonistas de la obra y generalmente son personas cercanas, familiares, amigos o él mismo en sus autorretratos maravillosos que proclaman su alma desde su mirada. Su gitana pintada en varias ocasiones era observada por mí, para entender que con tan rotundas y escasas pinceladas conseguía transmitir el alma de la retratada.

            La verdad de tu destino te llevó en tus últimos momentos a estar cerca de un hermoso almendro en flor… ¿casualidades?... ¿Cuántos almendros pintaste?, son innumerables tus obras con este bello árbol majestuoso en esta época que nos dejas a orillas de la primavera. Éstos rodeados, a veces, de casonas semiderruidas, flanqueadas también con olivos plateados por un sol que empieza a despertar. Siempre fresca tu paleta, tus pinceladas “alla prima” y tus colores saturados con fuerza y rotundidad. Espátulas, peines,  pinceles que acarician, resbalan o hieren el soporte previamente texturado. Volcada también tu bondad y la sencillez de tus gestos que tanto engrandecieron tus actos y tu pintura.

            Que difícil resultaría en los años cincuenta contemplar tu pintura inédita y originalísima en la Salas de la Económica de Jaén. Si hoy vemos cómo es complicado entre el público entender la pintura-pintura, y no se llega a comprender que desde el impresionismo la pintura se aleja de la realidad representada para ser un objeto único. Por esto, además de muchas otras razones, su pintura aunque aborda los temas locales y encuentra inspiración en lo más cercano, se aleja desde su estilo personal de los gustos provincianos y su pintura se torna de esta forma, universal.

            ¡Qué  buena generación de “artistas pintores” dieron estos años!...
            Junto a ti, ahora están tus amigos y compañeros de pinceles: Hidalgo, Ballesteros, Horna, Cerezo, Ortega, Matías Rus, Damián, Fausto, Lendínez… me recuerdo que entre las pesadas cortinas azules de La Económica –donde tantas veces expusiste… y que tanto olvido has recogido- de niño jugando, mientras los visitantes curiosos paseaban para admirar tus cuadros.
           
            Esta generación como tantos otros artistas de esta tierra, necesitan un lugar para el recuerdo. Y ahora en el momento de tu muerte se me hace aún más fuerte esta reivindicación. El desconocimiento de tu obra y la de tantos otros artistas que han pasado por esta tierra bien llamada del “ronquío”, debe ser una asignatura a aprobar definitivamente en este nuestro presente, por parte de las instituciones correspondientes, críticos, coleccionistas, gestores culturales, artistas, amantes de las artes plásticas, estudiosos de la cultura jiennense...
           
            Que nuestra realidad Plástica Jiennense es una gran desconocida o conocida muy parcialmente es innegable. A veces está más difundida fuera de nuestras fronteras y no se entiende el presente ni el futuro sin un conocimiento justo de los que pusieron las bases en tiempos aún más difíciles que lo que ahora atravesamos y que tanto aportó mi padre en ANSIBA, en el Grupo Jaén o en la llamada escuela paisajística de Jaén. Es necesario, por tanto, para ajusticiar su trabajo hacer un estudio profundo realizando una cuidadosa catalogación que ponga de manifiesto el alcance real de su plástica y dejar este continuo olvido en muestras en las que representan el arte de Jaén (un ejemplo de los muchos olvidos es su notable ausencia en las Salas permanentes de artistas de Jaén en nuestro Museo Provincial).

            Ahora y siempre estás difuminado entre los paisajes que tanto amaste, diluido en el aire pre-primaveral de Jabalcuz con blancos colores en lo más alto, El Zumel, Las Peñas de Castro… y estás presente sobre todo en tu Fuente de la Peña rodeado y mezclado entre los personajes apostados junto al nacimiento del agua.





“A mi padre, mí querido maestro…”

Antes de que se nos fuera y en un momento de desahogo
escribí estas letras, era el 18 de febrero,
días después (madrugada del 22 de febrero)
se nos iba, dejándonos un enorme vacío en nuestros ánimos.

Un beso, una caricia a su rostro cansado,
su pelo blanco alborotado,
su mirada ya perdida más allá de aquellos olivos,
almendros y pinos de la ventana, se va ...
más allá de los méritos humanos
a encontrarse con nuestro recuerdo
de su gran magisterio humano y artístico.

Un beso, nunca olvidaremos tus colores
que se mezclan con nuestra tristeza,
tu trazo ágil y tu  palabra lenta y callada.
Ahora siente la paz de los tuyos que te cogen la mano…
también de los que has deleitado con tu arte,
y relaja tu pesada carga que ahora está contigo
para depositarla al infinito de tus musas.

Un beso, para tus labios secos del aire que te retiene aún.
Tus palabras difusas que son sentencias claras
que sobrecogen nuestra alma al intentar descifrarlas
ahora te sentimos y nos miramos en silencio…
y encontramos en tus gestos deseos de vida
que se agotan en el tiempo
en un deseo de que acabe este transido momento.

Al calor de sus manos, sus pinceles se agarran.

…Febrero, febrerillo que te llevas con tus fríos
el color de sus manos…

De esta manera presentía unos días antes su muerte.
Siempre estaremos juntos, tu hijo José Gaspar 










con todo mi cariño y recuerdo
Gaspar Cortés Zarrías
28 de febrero de 2012

1 comentario:

Vania dijo...

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